sábado, 14 de junio de 2008

PROBANDO, PROBANDO

Los dos últimos fines de semana que remé, antes de Quedayak, dieron para mucho.
El primero nos encontramos con que en Pantín sólo había un pico y estaba lleno de surferos, así que decidimos ir hasta la Fragata para ver lo que la playa podía dar de sí. Lo cierto es que me gustó mucho para lo que pretendemos hacer en la quedada, pero no era una buena opción para lo que estábamos buscando ese día, así que nos fuimos a Ponzos, playa en la que yo nunca había estado y que me gustó muchísimo, pues tiene unas olas bastante limpias y que abren dando la oportunidad de surfear o botar; un buen sitio tanto para “albañiles” como para “electricistas”. Después de una horita de sesión salimos del agua para intercambiar kayaks, que ya tenía ganas de probar los de kayak surf. Fue toda una experienca, la posición para remar es diferente que la que tienes en los kayak de rodeo, en el kayak surf las rodillas van más juntas y extendidas, por lo que se pierde en estabilidad. Así que al principio no hacía más que balancearme. Aún por encima tuve que ir sin calces para los pies, o sea sin apoyo, por lo que parecía que era la primera vez que remaba.
Después de un par de paseos con la Mega Merlín con sendos vuelcos, cogí media ola, volví a volcar y en esta ocasión me tocó nadar. Momento que aproveché para probar el Mega Neutrón.
Aquí la cosa mejoró un poco por que llevaba el centro de gravedad más bajo que en la anterior. Así que puede coger un par de olitas y sentir que la velocidad de estos kayaks es muy superior a la que se puede alcanzar con los otros. Será cuestión de ir probando hasta cogerle en truquillo, aunque me da la impresión de que en pleno invierno no hay olas de calidad para estos barcos; a mi entender necesitan una ola mediana y que vaya abriendo durante mucho rato, pues en la espuma no da tanto juego como los de rodeo.

El segundo fin de semana estuvimos en Pantín, otra vez petado de surferos (menos mal que durante el invierno no se atreven, por que ahora es muy difícil encontrar un sitio tranquilo) pero como había dos picos decidimos entrar. En esta ocasión Javier llevaba la Dagger Agent 6.2, pues tenían la intención de que Luz y Esther se atreviesen a remar. Es un kayak al que le tenía muchas ganas así que, como Esther y Luz no se decidieron, me metí rápidamente en él con la intención de sentir algo radical. Las sensaciones no fueron las que esperaba por que la poca fuerza de las olas no permitía aprovechar las cualidades de este barco, que necesita una ola potente para botar y sacarle figuras. Pero como el mar no parecía querer jugar tuve que cambiarme a mi querida G-Force con la que pude surfear un rato hasta que me cansé y me fui al pico grande con los surferos. Ahí sí que me divertí haciendo varias olas con fuerza en las que pude surfear y botar haciendo algún blunt y un par de intentos de cartwheel.
Al acabar nos fuimos a comer para hablar sobre Quedayak y repartirnos las tareas de los últimos detalles de la organización.

Además de remar aproveché un sábado para volar la radsail pro3, me coincidió la marea alta y muy poco espacio, así que tuve que conformarme con volar en estático. Lo bueno fue que un fotógrafo aficionado me hizo esta foto.


Podéis ver más fotos suyas en su Galería de flickr. Tiene algunas muy buenas. Gracias por la foto, Cliofix!!

miércoles, 4 de junio de 2008

UN PASEO POR CORTEGADA

Hace unas semanas quedé con un amigo que tiene una empresa de actividades náuticas (ALVAMAR) para echarle una mano con una actividad que estaba preparando con chavales de secundaria. Se trataba de acompañar al grupo en kayak desde Vilagarcía hasta la isla de Cortegada.



Los planes eran salir con un grupo de 20 chavales y una zodiak de apoyo, al llegar a la isla nos darían una charla, comeríamos, después haríamos una ruta de senderismo y volveríamos en kayak a Vilagarcía.
Pero como siempre que nos juntamos Manuel y yo las cosas no salen como estaban previstas.
El día de la salida llovía un poco, eso debió asustar a los aventureros por que en el club náutico de Vilagarcía sólo aparecieron 5. Tras varias llamadas Manuel decidió que saldríamos igualmente ya que sería una faena para los cinco valientes el hacerlos volver a casa. Así que tras las presentaciones correspondientes nos cambiamos y cogimos el material necesario. Los chavales se llaman Martín, Humberto, Dani, Einar y Adolfo. (aunque no estoy del todo seguro de los nombres, corrígeme si me equivoco, Manu)



El grupo dando buena cuenta de los bocadillos

Como no podía ser de otra manera, Manuel y yo nos olvidamos una bolsa de comida y nuestros chalecos en el pantalán y no nos dimos cuenta hasta llegar a Cortegada. Menos mal que faltaron la mayoría, si no ya nos veíamos practicando técnicas de supervivencia para poder comer.
Los kayaks que utilizaríamos serían tres autovaciables y uno de travesía.

Las Máquinas

El trayecto hasta la isla es corto y muy cómodo de hacer. Los únicos incidentes que tuvimos fueron que, al no tener práctica en el manejo del kayak, los chavales fueron haciendo “eses” y hacían más esfuerzo del necesario para remar, por lo que acabaron un poco cansados. Tuvimos que pasar entre un rondo de optimist y creo que alguno se acordó de nuestras familias.
Una vez en la isla nos recibió Paula, una educadora medioambiental del parque natural Illas Atlánticas, al que pertenece la isla. Después de explicarnos la especulación inmobiliaria sufrida por la isla y promovida por la casa real nos quedamos a comer en la playa para reponer fuerzas, ya que nos esperaba una buena ruta de senderismo.
Los bocatas estaban buenísimos y alguno se comió hasta cuatro, y eso que algunos llevaban la tortilla de mamá (cuanto te echo de menos, mami, con lo que me gustan tus tortillas).

Vista de la isla desde la playa

La ruta que hicimos es muy fácil, ya que el pico más alto de la isla es de 19 metros, por lo que la caminata se hace totalmente en llano, como curiosidad decir que atravesamos el bosque de laurel más grande de Europa y comprobamos como en una isla tan pequeña podían convivir tantas variedades de vegetación ya que pasamos por bosques de pinos, eucaliptos, salgueiros y laurel.
Al acabar la ruta estuvimos un rato en la playa, mientras yo probé el esquimotaje con el kayak de travesía, el grupo siguió comiendo bocatas; cuando acabaron todos quisieron probar el kayak y nos echamos unas buenas risas con sus equilibrios y el vuelco de Einar.
Llegó la hora de volver y antes de partir decidimos jugar un partidillo de rugby para entrar en calor. Lo cierto es que dio resultado y al poco rato ya estábamos todos sudando.
El trayecto de vuelta fue más rápido por que los chicos remaron mejor y dieron menos vueltas para remar. Otra vez tuvimos que pasar por el medio de los barquitos con alguna maniobra evasiva incluida, pues un optimist casi embiste a un kayak.
En el pantalán de Villagarcía paramos un rato a jugar con los kayak, lanzándonos desde arriba al mar, colocándonos de pie encima del kayak y otros juegos que nos tuvieron entretenidos hasta que el frío hizo mella en el grupo y decidimos ir a darnos una merecida ducha de agua caliente.
Fue un día distinto y divertido, no me importaría repetir en otra ocasión.
Un abrazo desde aquí a los cinco aventureros y al gran jefe Manu.